sábado, 14 de marzo de 2009

Con la Iglesia hemos topado

Artículo escrito por Manuel de Luna en la guía televisiva Teletodo, edición del 14 al 20 de marzo de 2009:

“No hay mes que en esta sección no se plantee un conflicto, curioso, eso sí, en que la Iglesia católica, en general, y sus más fervientes seguidores, en particular, sean protagonistas. Un recuento sobre la marcha de esos casos: en abril de 2008, la Iglesia alemana recriminó a las televisiones que emitieran cine de acción en Semana Santa. El 12 de octubre de 2008 se batió el récord de leer la Biblia del tirón (¡76 libros en siete días de emisión ininterrumpida en la RAI!). El 6 de noviembre, el Observatorio Antidifamación Religiosa se quejó de que un personaje de la comedia de TVE Plutón BRB Nero calificara la Capilla Sextina de “sauna de chuloputas”. Y el pasado febrero, el Vaticano se enfrentó al Estado de Israel por una emisión del show de humor La noche con Lior Shlein, que puso en duda la virginidad de María.
Y la –por el momento– última fricción entre católicos fieles y catódicos irreverentes ha tenido lugar en uno de los programas más inocentes y tontos, El hormiguero. Lo más subido que hasta ahora ha hecho este infantiloide y divertido programa de Cuatro era jugar a descubrir si el pliego de una piel que se veía en una foto –en un plano muy pequeño– pertenecía a un codo o a un culo. Pero el 25 de diciembre Pablo Motos y compañía perdieron muchos puntos por ir al cielo con una sátira sobre Rajoy… ¡con el cuadro de la Última Cena como escenario! Feo, muy feo. Sobretodo para el inefable Observatorio Antidifamación Religiosa, según quien el gag “menosprecia la fe de millones de españoles”. Según estos vigilantes de la reserva espiritual de Occidente, El hormiguero tiene una política de “vejación y difamación de la fe católica”. Y lo ejemplifican con el maldito gag, en el que aparecía Mariano Rajoy como Jesucristo en la Última Cena, “y analizaba la palabra hostia en un tono despectivo y burlesco mientras tiraba el pan de la Sagrada Cena en la cara de los discípulos”. Visto así, la broma puede ser de mal gusto para los creyentes. Pero quizás es pasarse un poco afirmar que este tipo de actuaciones “están creando un clima de odio a la fe que, aunque pensábamos que había quedado atrás en la historia, parece que vuelve con fuerzas renovadas, con las terribles consecuencias que ya conocemos. Sólo hay que ver cómo aclamaban hace un año a Alberto San Juan cuando recogió el Goya y pidió la disolución de la Conferencia Episcopal”. ¿No es apocalíptico insinuar que los cristianos volverán a ser echados a los leones? Es humillante que se rían de tus convicciones más sagradas, sí, pero tampoco ayuda a mantener el respeto encubrir algunos casos de pederastia en el seno de la Iglesia; que la Conferencia Episcopal pida el voto para un partido político; que un obispo niegue el holocausto y que otro califique a Harry Potter de satánico. ¿Eso es para reír o para llorar?”

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