martes, 7 de abril de 2009

La guerra de las lenguas en España

Extracto de un artículo publicado en Le Monde Diplomatique en septiembre de 2008 (número 155), escrito por Ramón Chao:
"En su última campaña electoral, José Luis Rodríguez Zapatero prometió que de aquí a diez años todos los niños de España sabrían hablar inglés. Para empezar -y no es poco- el candidato socialdemócrata propuso que, antes de cuatro años, el 15% de las asignaturas del sistema educativo español fueran impartidas en inglés. Esta sumisión a la "lengua de los amos" resulta chocante. Porque la actual situación dominante del inglés está ligada al colonialismo británico y, sobre todo, al dominio mundial de Estados Unidos. No sólo el inglés está por todo el mundo, sino que, en el mundo, casi todo está en inglés. En ese contexto, la campaña actual en España contra las lenguas periféricas, abanderada por la derecha y buena parte de la misma socialdemocracia parece más que absurda. Si el castellano está en peligro, es porque el anglo-americano -y no el catalán, ni el euskera, ni el gallego- lo acosa cada vez más."

Escenas románticas literarias XI

“Mamá Elena le ordenó a Tita que fuera a la cocina por unos bocadillos para repartir entre todos los presentes. Pedro, que en ese momento pasaba por ahí, no por casualidad, se ofreció a ayudarla. Tita caminaba apresuradamente hacia la cocina, sin pronunciar una sola palabra. La cercanía de Pedro la ponía muy nerviosa. Entró y se dirigió con rapidez a tomar una de las charolas con deliciosos bocadillos que esperaban pacientemente en la mesa de la cocina.
Nunca olvidaría el roce accidental de sus manos cuando ambos trataron torpemente de tomar la misma charola al mismo tiempo.
Fue entonces cuando Pedro le confesó su amor.
―Señorita Tita, quisiera aprovechar la oportunidad de poder hablarle a solas para decirle que estoy profundamente enamorado de usted. Sé que esta declaración es atrevida y precipitada, pero es tan difícil acercársele, que tomé la decisión de hacerlo esta misma noche. Sólo le pido que me diga si puedo aspirar a su amor.
―No sé qué responderle; deme tiempo para pensar.
―No, no podría, necesito una respuesta en este momento: el amor no se piensa, se siente o no se siente. Yo soy hombre de pocas, pero muy firmes palabras. Le juro que tendrá mi amor por siempre. ¿Qué hay del suyo? ¿Usted también lo siente por mí?
―¡Sí!
Sí, sí y mil veces sí. Lo amó desde esa noche para siempre.”
ESQUIVEL, Laura: Como agua para chocolate (1989)

lunes, 6 de abril de 2009

RENFE no cambia

Artículo escrito por Eloi Costa, de Terrassa, en El Periódico de Catalunya, día 4 de abril de 2009:

“Horarios insuficientes y retrasos interminables; personal de taquilla malhumorado que te dice que si quieres información de los trenes mires la pantalla; advertencias incoherentes sobre el peligro de cruzar las vías aunque en algunas estaciones no haya otra forma de llegar al otro andén; facilidades escasas para las personas discapacitadas; bastantes revisores chulos y maleducados, y música clásica a todo volumen en los vagones que no te deja oír la conversación que tienes con el de delante.
Esto es RENFE. Qué asco.”

jueves, 2 de abril de 2009

La homosexualidad y el mito de la media naranja

Artículo escrito por Antoni Janer en la revista Sàpiens, número 78 (abril 2009):

“Ya Platón era consciente, en el siglo IV aC, de que la sexualidad humana era muy diversa. Así lo reflejó en su famoso mito del andrógino, recogido en El Banquete y que en otros tiempos dio pie al mito de la media naranja. El relato explica que antiguamente la naturaleza humana estaba formada por tres géneros: el masculino, el femenino, y uno de carácter bisexual llamado andrógino. Cada uno de esos seres era doble y con una forma redonda. Tenían cuatro manos, cuatro pies, dos rostros colocados el uno contra el otro y, por supuesto, dos sexos. En el caso del macho, los dos sexos eran masculinos; en el de la hembra, femeninos; y en el caso del andrógino, uno era masculino y el otro femenino. Un día estos seres se rebelaron contra los dioses, y Zeus, como castigo, los partió por la mitad. Desde entonces, las dos mitades de esos seres se buscan. De este modo, vemos que, en la homosexualidad masculina, los hombres se buscan entre ellos; en la femenina, las mujeres; y en la heterosexualidad, que corresponde al ser andrógino, son los sexos opuestos los que se buscan.”