domingo, 1 de noviembre de 2009

Un mundo extraño

Artículo publicado en la revista local Garbuix (número 82):

“Sé que, para muchos, puede sonar curioso, pero en un pasado muy próximo existió un mundo diferente. Un mundo donde la gente dejaba sus bicicletas en la calle, apoyadas en cualquier árbol, sin ningún tipo de cadena ni de candado, y nadie las tocaba, y donde los vecinos de la escalera, por poco que se conocieran, se saludaban sonrientes al encontrarse. Un lugar donde el dinero era, para mucha gente, algo que ayudaba a tirar adelante y no una obsesión posesiva y enfermiza. Un mundo donde, como norma general, el abuso y el egoísmo eran cosas propias de seres muy aislados. Y a consecuencia de esto, el precio de las cosas tenía un valor justo. Un lugar donde, sin ir más lejos, el precio de un piso modesto representaba, en el peor de los casos, el equivalente a 100 mensualidades de un sueldo medio, y no el equivalente a 300 sueldos, como pasa hoy.
Existió un mundo donde era totalmente impensable que el partido político con más indicios de presuntas tramas delictivas resultara el favorito para los electores en las encuestas sobre el voto.
Un mundo extraño donde la cultura era un lujo, algo buscado, por lo que la gente pagaba, e incluso se presumía de su búsqueda sin caer en el esnobismo. Donde los propietarios de las cadenas de radio compraban los discos que iban a pinchar posteriormente, en función de la calidad, en vez de recibir dinero para pinchar lo que dictara alguna empresa (¿soborno encubierto?). Un mundo donde la publicidad era un bello y creativo accidente del paisaje, en vez de resultar una losa asfixiante y omnipresente que eclipsa todos los horizontes.
Un lugar donde la emisión de los programas de televisión tenía una intención lúdica pero también pedagógica, y donde nunca se retiraba un programa a la tercera emisión por carencia de audiencia. Y donde, por supuesto, en ninguno de esos programas se podía oír una expresión como “a ti lo que te pasa es que eres una hija de la gran puta”, porque una frase así habría sido noticia en la primera página de todos los periódicos, y el director de la cadena tendría que haber pedido disculpas de forma pública, o haber presentado su dimisión.
Existió un mundo donde los medios de comunicación no olían a partidismo o, en todo caso, éste era bastante discreto. Donde la vinculación y la dependencia entre partidos políticos e ideología arraigada era mucho más visible que la vinculación entre éstos y el empresariado.
En las últimas décadas, nuestra sociedad ha mejorado en muchos aspectos, sobre todo en el terreno de las libertades: libertad de pensamiento, libertad de expresión, libertad sexual… La igualdad entre hombres y mujeres, y la progresiva laicidad de nuestro entorno también han supuesto grandes adelantos en el terreno de las libertades. Pero aun así, no sé… De vez en cuando, aún sueño con ese mundo extraño que vi, con tantas cosas maravillosas, y me entran ganas de volver allí.
Me voy a dormir, que ya es tarde y me debo de estar haciendo mayor. Buenas noches.”

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